HISTORIAS DE LUCHA OBRERA


Pancarta asesina


Marcos es un poco animal algunas veces. A muchos perros y gatos no les gusta que les toquen cuando comen. A Marcos no le gustan las tonterías cuando está inmerso en un follón.


En una jornada de huelga convocada por Marcos debido a varias irregularidades enquistadas, Marcos y Mateo iban por las plantas revisando que se cumplieran los servicios mínimos, que no hubieran habido coacciones, y para avisar a los compañeros y compañeras de que aun podían sumarse a la huelga si no habían sido designados como personal de mínimos.

Estaban ambos un poco mosqueados por la sobredimensión de los servicios mínimos y por el escaso seguimiento de sus compañeros/as, que sin duda, dañaría la fuerza con la que luego podrían negociar para desconvocar.


Y entonces apareció un "Superior de raza", uno de los Paladines de la Empresa enviado para vigilar, y aprovechándose del prevalimiento de la Empresa, amenazar sin amenazar, y se cruzó con Marcos y Mateo. Soltó una de sus tonterías de Superior para hacerse el gracioso, pero en dos segundos se arrepintió (parece mentira que no los conozca). Mateo llevaba un palo de madera con una pancarta:


— Mira imbécil, ¿ves este palo?, pues o te largas o te lo meto por el culo.


El "Superior de raza" no dijo nada, dio media vuelta con las orejas gachas y fue a esconderse a su despacho.


— Como os pasáis, un día os van a echar— dijo una compañera entre risas.

— Mira, estos no van a echar una mierda, te lo digo yo— dijo Marcos

— Y por qué crees que los delegados sindicales tenemos protección, ¿para decir sí a todo como hacen los otros?, eso no va con nosotros— dijo Mateo.


Cuando abandonaron el edificio pasaron por delante del despacho del "Superior de raza" y pegaron la pancarta a su puerta con precinto.


En ella ponía "La próxima visita será con dinamita"




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