VIVENCIAS VIVIDAS


► QUE EL PUEBLO ELIJA


Soy de esas personas que no paran de darle vueltas a la cabeza con cientos de temas. Me gusta buscar las palabras que no conozco, curiosear en cómo funcionan las cosas, informarme sobre temas que desconozco y aprender cosas que dudo que me puedan servir de algo algún día.


Voy caminando por el paseo marítimo. Delante de mi van dos hombres criticando con efusividad desmedida los planes de Trump de levantar un muro en la frontera con Méjico. Vaya, deben desconocer que en la Era Clinton ya se levantó un muro y no hubo tanto revuelo. Participo en la conversación imaginariamente y les digo que no entiendo como se preocupan de los mejicanos a miles de kms, cuando bien cerca tenemos una valla que separa Ceuta y Melilla de Marruecos y que no hay semana en las que no abran los telediarios con nuevos intentos de saltarla, con devoluciones en caliente, internamientos en los CIEs, torturas o disparos de pelotas de goma de los que vienen en patera; todo muy normal, pero no, Trump es malísimo.


Divago en mis pensamientos un rato más mientras llego a una terraza donde un grupo de chavales discuten al calor de unas cervezas bien frías sobre la independencia de Cataluña. Oigo de todo: Madrid nos roba, damos más de lo que recibimos, somos el hazmerreír de España... Yo rebato mentalmente: Nos roban "nuestros" políticos, no tenéis ni idea de si damos más de lo que recibimos porque no habéis tenido acceso a los balances fiscales del país (dejad ya los mantras, papagayos), y pensaba que los hazmerreír, con todo mis respetos, eran los pobres ciudadanos de Lepe y sus chistes. Por cierto, no oigo nada al respecto de la identidad del pueblo catalán ni nada similar.


Mi disco duro mental, que no para, me trae a la memoria el reciente referéndum inglés. En el brexit votaron más desde las entrañas que desde el raciocinio, por lo que a los pocos días muchos querían volver a repetir el plebiscito porque se habían equivocado al darse cuenta de lo que significaba realmente lo votado.


De repente me paro en seco, un escalofrío recorre mi espalda de arriba a abajo, ¿votar el pueblo? No tenemos conocimiento. ¿Delegar a políticos con conocimientos? entran en juego sus intereses personales y las corruptelas. ¿Puede existir entonces una democracia sana, una democracia directa?


Solo si el pueblo es culto.


¿Pero como va a elegir el pueblo español si el libro de Belén de Esteban es el más vendido y Sálvame de lo más visto?


Miro al cielo y converso conmigo mismo: "Pues parece que ha quedado un buen día", "si, y no hace frío, que bien".



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